Los perjuicios que provoca el desaprovechar oportunidades
1) Introducción:
Una noticia con origen en Londres – suscripta por la Agencia Reuters y que varios medios difundieron el último fin de semana - refleja la preocupación de gran parte del planeta por los precios agrícolas: “Los mercados agrícolas que han impulsado los precios de los alimentos en Europa están poniendo a los Bancos Centrales en alerta ante un nuevo fenómeno que algunos economistas han denominado agro inflación”.
Prosigue: “Desde los cereales y los aceites hasta el café y el cacao, muchos mercados agrícolas están en máximo de varios años por una robusta combinación de una robusta demanda mundial y nerviosismo por el clima”.
Mientras tanto, mediante un trabajo presentado en Roma la semana pasada, la FAO dice que el alza de los precios de los alimentos básicos es un fenómeno global, que afecta especialmente a los países más pobres del planeta. Además, asegura que, a diferencia de lo que sucede en la República Argentina, en la que crecen los ingresos por la exportación de alimentos, la gran cantidad de países que deben importarlos enfrentará este año un costo un 5% más elevado que en el 2006.
Para el Organismo, los cereales y las oleaginosas “son responsables de la mayor parte del aumento”, que también alcanza a otros rubros en los que Argentina es competitiva, como la carne, el azúcar y la leche. Y aunque vaticinó un incremento en la producción mundial de granos del seis (6%) por ciento respecto de 2006, también aclaró que el volumen “será apenas suficiente para hacer frente al esperado alza de la demanda, no solo desde los sectores tradicionales sino - en particular - a causa del rápido crecimiento de la industria de los bio-combustibles”. En este contexto, la FAO pronosticó que los precios seguirán elevados.
Ayer nos enteramos que en la Ronda de Dohan, en la que se discute la reducción del subsidio agrícola de los países desarrollados a cambio de la liberación industrial de las naciones en desarrollo, a través del Secretario de Comercio Exterior, Alfredo Chiaradia, nuestro país anunció que se va a privilegiar a la industria por sobre el agro.
Tomando estos comentarios como base, el análisis tiene por objetivo evaluar cómo se benefició y se puede beneficiar nuestro país por este cambio de tendencia de los precios agrícolas y si el sector puede seguir postergado, de acuerdo con esta política productiva del Gobierno Nacional.
2) Análisis:
a) Escenario mundial:
Durante los años 1996 y 1997 hubo un escenario mundial similar, con valores iguales o superiores a los actuales (Cuadros 1, 2 y 3). La diferencia con esos años es que el aumento obedeció a la falta de oferta; es decir, a una menor producción de granos en el mundo. En la actualidad el incremento se debe a un aumento de la demanda que, indudablemente, está asociada al uso del grano como energía y una mejora en el nivel de vida de muchas naciones.
¿Es sustentable en el tiempo?. No hay dudas que la política energética, tanto de Europa como de EE.UU., nos hace pensar que estos precios se han instalado para quedarse; por lo pronto, ya hay una nueva tendencia en los pisos de los precios de los commodities agrícolas.
En esta presión de la demanda entra en juego el crecimiento de muchos países asiáticos, en los que la mejora en el poder adquisitivo de sus habitantes se manifiesta en la compra de más y mejor calidad de alimentos, con cambios importantes en sus dietas.
Esta combinación – casi explosiva - de utilización de granos para energía, restando parte al que se empleaba en alimentos y el mayor consumo de éstos por parte de países con gran crecimiento, produce – indiscutiblemente - un desequilibrio entre la oferta y la demanda.
También debemos sumar la competencia por un bien limitado como es la tierra, donde el aumento de superficie de un cultivo, con seguridad, va en desmedro de otro, provocando desequilibrios en el mercado.
1) Introducción:
Una noticia con origen en Londres – suscripta por la Agencia Reuters y que varios medios difundieron el último fin de semana - refleja la preocupación de gran parte del planeta por los precios agrícolas: “Los mercados agrícolas que han impulsado los precios de los alimentos en Europa están poniendo a los Bancos Centrales en alerta ante un nuevo fenómeno que algunos economistas han denominado agro inflación”.
Prosigue: “Desde los cereales y los aceites hasta el café y el cacao, muchos mercados agrícolas están en máximo de varios años por una robusta combinación de una robusta demanda mundial y nerviosismo por el clima”.
Mientras tanto, mediante un trabajo presentado en Roma la semana pasada, la FAO dice que el alza de los precios de los alimentos básicos es un fenómeno global, que afecta especialmente a los países más pobres del planeta. Además, asegura que, a diferencia de lo que sucede en la República Argentina, en la que crecen los ingresos por la exportación de alimentos, la gran cantidad de países que deben importarlos enfrentará este año un costo un 5% más elevado que en el 2006.
Para el Organismo, los cereales y las oleaginosas “son responsables de la mayor parte del aumento”, que también alcanza a otros rubros en los que Argentina es competitiva, como la carne, el azúcar y la leche. Y aunque vaticinó un incremento en la producción mundial de granos del seis (6%) por ciento respecto de 2006, también aclaró que el volumen “será apenas suficiente para hacer frente al esperado alza de la demanda, no solo desde los sectores tradicionales sino - en particular - a causa del rápido crecimiento de la industria de los bio-combustibles”. En este contexto, la FAO pronosticó que los precios seguirán elevados.
Ayer nos enteramos que en la Ronda de Dohan, en la que se discute la reducción del subsidio agrícola de los países desarrollados a cambio de la liberación industrial de las naciones en desarrollo, a través del Secretario de Comercio Exterior, Alfredo Chiaradia, nuestro país anunció que se va a privilegiar a la industria por sobre el agro.
Tomando estos comentarios como base, el análisis tiene por objetivo evaluar cómo se benefició y se puede beneficiar nuestro país por este cambio de tendencia de los precios agrícolas y si el sector puede seguir postergado, de acuerdo con esta política productiva del Gobierno Nacional.
2) Análisis:
a) Escenario mundial:
Durante los años 1996 y 1997 hubo un escenario mundial similar, con valores iguales o superiores a los actuales (Cuadros 1, 2 y 3). La diferencia con esos años es que el aumento obedeció a la falta de oferta; es decir, a una menor producción de granos en el mundo. En la actualidad el incremento se debe a un aumento de la demanda que, indudablemente, está asociada al uso del grano como energía y una mejora en el nivel de vida de muchas naciones.
¿Es sustentable en el tiempo?. No hay dudas que la política energética, tanto de Europa como de EE.UU., nos hace pensar que estos precios se han instalado para quedarse; por lo pronto, ya hay una nueva tendencia en los pisos de los precios de los commodities agrícolas.
En esta presión de la demanda entra en juego el crecimiento de muchos países asiáticos, en los que la mejora en el poder adquisitivo de sus habitantes se manifiesta en la compra de más y mejor calidad de alimentos, con cambios importantes en sus dietas.
Esta combinación – casi explosiva - de utilización de granos para energía, restando parte al que se empleaba en alimentos y el mayor consumo de éstos por parte de países con gran crecimiento, produce – indiscutiblemente - un desequilibrio entre la oferta y la demanda.
También debemos sumar la competencia por un bien limitado como es la tierra, donde el aumento de superficie de un cultivo, con seguridad, va en desmedro de otro, provocando desequilibrios en el mercado.
Para agrandar los cuadros, hacer click sobre ellos
a) Escenario para la Argentina:
No hay dudas que en lo macro-económico va a reportar beneficios. El Gobierno podrá llevar adelante, sin inconvenientes, el propósito del superávit comercial al aumentar el ingreso de divisas por las exportaciones de granos, compensando - en cierta medida - el achicamiento de la balanza comercial generado por un aumento de las importaciones; también ayudaría a sostener el superávit fiscal por una mayor recaudación impositiva, sobre todo el impuesto aduanero, lo que atenuaría el gran aumento del gasto fiscal que tiene el Gobierno en estos últimos meses.
El problema se genera en el mercado interno cuando los alimentos derivados de los granos u otros que se producen en base a éstos - carnes de aves, cerdos, vacuna, leche - INDEC-dependientes, son arrastrados por los precios internacionales.
Hasta ahora, la reacción del Gobierno fue la de intervenir en los mercados, rompiendo todas las variables comerciales, incentivando desbalances en las cadenas y, por ende, inequidades que se traducen en el desaliento para ciertas producciones. Esta incertidumbre y desmotivación modifica el panorama productivo del campo, haciendo prevalecer las inversiones de corto plazo y generando pérdida en las producciones que tienen relación directa con el abastecimiento del mercado interno.
Lo ideal sería dejar actuar a los mercados y compensar a la población con problemas económicos, subsidiándole directamente los alimentos a través del Tesoro, utilizando para esto los mayores ingresos impositivos.
Tenemos que lograr hacer un círculo virtuoso, de manera que aprovechando el aumento de la demanda internacional de todos estos commodities diseñemos una política sustentable – en lo económico, técnico y social - en el tiempo, potenciando el superávit comercial y fiscal; no debemos cometer el error de achicar ciertos sectores en beneficio de otros.
En el corriente año el Gobierno se encontró con un “regalito” gracias al campo; en el Presupuesto del 2007 se contemplaba una recaudación estimada de U$S 2.700 millones por retenciones y va a recaudar alrededor de U$S 3.700 millones (Cuadros 4 y 5); es decir, U$S 1.000 millones más. La pregunta sería ¿En qué va a utilizar este sobrante monetario no incluido en el Presupuesto?.
Si el año próximo hubiera una intención de siembra un 10 % superior y se mantienen los mismos precios, el aumento de las retenciones tendrá que ser proporcional a este valor; es decir, unos U$S 370 millones extras.
¿Tiene lógica que la Argentina postergue o reemplace al sector agropecuario?. Las cifras demuestran que aproximadamente el 40 % de los ingresos del fisco provienen del campo (Cuadro 6, un año de aporte del campo es igual al monto que se le abonó al FMI) a lo cual, si le sumamos los servicios y la industria relacionada con el mismo, el porcentual aumenta en forma considerable, por lo que la política tendría que estar enfocada a devolverle parte de lo que le saca en infraestructura - no olvidemos que nuestro anhelo de las 100 millones de toneladas está cerca y no tenemos caminos, rutas, almacenamiento, combustible, etc, etc. - y con medidas claras que den previsibilidad a las producciones biológicas cuyas inversiones son de largo plazo.
Cuadro 4: Diferencia por derechos de exportación U$S/Tn. del 2006 al 2007
No hay dudas que en lo macro-económico va a reportar beneficios. El Gobierno podrá llevar adelante, sin inconvenientes, el propósito del superávit comercial al aumentar el ingreso de divisas por las exportaciones de granos, compensando - en cierta medida - el achicamiento de la balanza comercial generado por un aumento de las importaciones; también ayudaría a sostener el superávit fiscal por una mayor recaudación impositiva, sobre todo el impuesto aduanero, lo que atenuaría el gran aumento del gasto fiscal que tiene el Gobierno en estos últimos meses.
El problema se genera en el mercado interno cuando los alimentos derivados de los granos u otros que se producen en base a éstos - carnes de aves, cerdos, vacuna, leche - INDEC-dependientes, son arrastrados por los precios internacionales.
Hasta ahora, la reacción del Gobierno fue la de intervenir en los mercados, rompiendo todas las variables comerciales, incentivando desbalances en las cadenas y, por ende, inequidades que se traducen en el desaliento para ciertas producciones. Esta incertidumbre y desmotivación modifica el panorama productivo del campo, haciendo prevalecer las inversiones de corto plazo y generando pérdida en las producciones que tienen relación directa con el abastecimiento del mercado interno.
Lo ideal sería dejar actuar a los mercados y compensar a la población con problemas económicos, subsidiándole directamente los alimentos a través del Tesoro, utilizando para esto los mayores ingresos impositivos.
Tenemos que lograr hacer un círculo virtuoso, de manera que aprovechando el aumento de la demanda internacional de todos estos commodities diseñemos una política sustentable – en lo económico, técnico y social - en el tiempo, potenciando el superávit comercial y fiscal; no debemos cometer el error de achicar ciertos sectores en beneficio de otros.
En el corriente año el Gobierno se encontró con un “regalito” gracias al campo; en el Presupuesto del 2007 se contemplaba una recaudación estimada de U$S 2.700 millones por retenciones y va a recaudar alrededor de U$S 3.700 millones (Cuadros 4 y 5); es decir, U$S 1.000 millones más. La pregunta sería ¿En qué va a utilizar este sobrante monetario no incluido en el Presupuesto?.
Si el año próximo hubiera una intención de siembra un 10 % superior y se mantienen los mismos precios, el aumento de las retenciones tendrá que ser proporcional a este valor; es decir, unos U$S 370 millones extras.
¿Tiene lógica que la Argentina postergue o reemplace al sector agropecuario?. Las cifras demuestran que aproximadamente el 40 % de los ingresos del fisco provienen del campo (Cuadro 6, un año de aporte del campo es igual al monto que se le abonó al FMI) a lo cual, si le sumamos los servicios y la industria relacionada con el mismo, el porcentual aumenta en forma considerable, por lo que la política tendría que estar enfocada a devolverle parte de lo que le saca en infraestructura - no olvidemos que nuestro anhelo de las 100 millones de toneladas está cerca y no tenemos caminos, rutas, almacenamiento, combustible, etc, etc. - y con medidas claras que den previsibilidad a las producciones biológicas cuyas inversiones son de largo plazo.
Cuadro 4: Diferencia por derechos de exportación U$S/Tn. del 2006 al 2007
(*) Aumento de retención del 23,5 % al 27,5 % en el 2007.
(**) Aumento de las retenciones del 20 % al 24 % en el 2007.
(*) Multiplicamos las hectáreas sembradas por el ingreso bruto por hectárea.
3) Conclusiones:
La realidad actual nos demuestra que el problema de los precios agropecuarios en el mundo es totalmente estructural, que la suba es impulsada por una mayor demanda que probablemente se mantenga en el tiempo, por lo que la única manera de contrarrestarla es con una mayor oferta.
En este contexto se van a beneficiar, sin dudas, los países que producen dichos commodities y sobre todo, aquellos que lo hacen en forma competitiva.
Por sus suelos, su clima, la gran capacidad de absorción tecnológica de su gente y por la abundante oferta de ésta por parte de la industria relacionada con los insumos del campo, nuestro país tiene la oportunidad histórica de elevar los niveles de producción y agregarle valor a través de la agroindustria.
Por eso, frente a este panorama, nos tendríamos que preguntar: ¿Qué país queremos?. ¿El de los subsidios, de las compensaciones o el país productivo?. No olvidemos que los subsidios son sinónimo de ineficiencia, solo los países que no son eficientes en su producción pueden pensar en este mecanismo.
No podemos desaprovechar las ventajas comparativas que tiene el país para producir alimentos y bio-energía para un mundo cada vez más demandante. Sería ilógico dejar pasar este nuevo escenario mundial por usar herramientas equivocadas en el control de los precios internos.
Por suerte, Dios está jugando para los argentinos. Hay una sequía terrible en Australia, la leche en polvo en el mercado internacional pasó de 2.000 U$S/tn. a 4.000 U$S/tn. y a un estado de desesperación por conseguirla; los europeos se cansaron de subsidiar y se comieron el stock de carne y leche /Hoy nos enteramos que dejan de subsidiar, en forma definitiva, al sector lácteo), EE.UU. cambió alimentos por bio-energía y sembró cinco millones de hectáreas más de maíz, desplazando a la soja; inspectores de Rusia rechazaron las condiciones de doce frigoríficos en Brasil y buscan carne; los asiáticos están elevando su nivel de vida y quieren más alimentos, todos están mirando a la Argentina y la Argentina tiene miedo de agrandarse.
Pero no seamos ingenuos, también nosotros tenemos que poner lo nuestro, no podemos seguir postergando al sector agropecuario y dejarlo a la deriva porque el mundo nos está ayudando.
No podemos asegurar que “En agricultura hay cosas que van ocurrir, con o sin negociación” como lo dijo el Secretario de Comercio Exterior, cuando la realidad nos demuestra que el problema no está en los mercados externos sino en la intervención de los mercados internos por parte del Gobierno Nacional, impidiendo que el productor agropecuario argentino reciba lo que le corresponde.
Ing. Néstor E. Roulet
Vicepresidente de CRA
La realidad actual nos demuestra que el problema de los precios agropecuarios en el mundo es totalmente estructural, que la suba es impulsada por una mayor demanda que probablemente se mantenga en el tiempo, por lo que la única manera de contrarrestarla es con una mayor oferta.
En este contexto se van a beneficiar, sin dudas, los países que producen dichos commodities y sobre todo, aquellos que lo hacen en forma competitiva.
Por sus suelos, su clima, la gran capacidad de absorción tecnológica de su gente y por la abundante oferta de ésta por parte de la industria relacionada con los insumos del campo, nuestro país tiene la oportunidad histórica de elevar los niveles de producción y agregarle valor a través de la agroindustria.
Por eso, frente a este panorama, nos tendríamos que preguntar: ¿Qué país queremos?. ¿El de los subsidios, de las compensaciones o el país productivo?. No olvidemos que los subsidios son sinónimo de ineficiencia, solo los países que no son eficientes en su producción pueden pensar en este mecanismo.
No podemos desaprovechar las ventajas comparativas que tiene el país para producir alimentos y bio-energía para un mundo cada vez más demandante. Sería ilógico dejar pasar este nuevo escenario mundial por usar herramientas equivocadas en el control de los precios internos.
Por suerte, Dios está jugando para los argentinos. Hay una sequía terrible en Australia, la leche en polvo en el mercado internacional pasó de 2.000 U$S/tn. a 4.000 U$S/tn. y a un estado de desesperación por conseguirla; los europeos se cansaron de subsidiar y se comieron el stock de carne y leche /Hoy nos enteramos que dejan de subsidiar, en forma definitiva, al sector lácteo), EE.UU. cambió alimentos por bio-energía y sembró cinco millones de hectáreas más de maíz, desplazando a la soja; inspectores de Rusia rechazaron las condiciones de doce frigoríficos en Brasil y buscan carne; los asiáticos están elevando su nivel de vida y quieren más alimentos, todos están mirando a la Argentina y la Argentina tiene miedo de agrandarse.
Pero no seamos ingenuos, también nosotros tenemos que poner lo nuestro, no podemos seguir postergando al sector agropecuario y dejarlo a la deriva porque el mundo nos está ayudando.
No podemos asegurar que “En agricultura hay cosas que van ocurrir, con o sin negociación” como lo dijo el Secretario de Comercio Exterior, cuando la realidad nos demuestra que el problema no está en los mercados externos sino en la intervención de los mercados internos por parte del Gobierno Nacional, impidiendo que el productor agropecuario argentino reciba lo que le corresponde.
Ing. Néstor E. Roulet
Vicepresidente de CRA
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