El maíz como proveedor de energía y alimentos está cambiando la historia de la producción granaria mundial; para la campaña 2007/8 se espera una cosecha de 750 millones de toneladas; en la Argentina se estima llegar a los 30 millones.
Precios récords, cosechas más rendidoras que nunca, áreas de cultivo en expansión e inversiones en tecnología cada vez mayores. De eso se habla cuando del maíz se trata: el cereal que, como proveedor tradicional de alimentos y hoy también de energía está cambiando la historia de la agricultura mundial. Para la campaña 2007/8 los países productores estiman una cosecha global de 750 millones de toneladas, lo que significa un 7 por ciento de aumento con respecto al ciclo anterior. Y en el país, desde la Asociación Maíz Argentino (Maizar) se piensa cumplir con la meta fijadas dos años atrás, que fue llegar a los 30 millones de toneladas. ¿Cómo se explica semejante crecimiento explosivo? Por un lado, el incremento de productividad por la mayor inversión en tecnología, y por el otro, el avance agrícola sobre zonas no tradicionales. Un indicador de ese crecimiento es que hoy la demanda de semillas ya superó todas las proyecciones. Sin dudas, el maíz se convirtió en un nuevo jugador en la escena de la producción de etanol para la elaboración de biocombustibles, energía alternativa a la derivada del petróleo. Este nuevo escenario impuso, no obstante la dicotomía maíz como alimento o maíz como energía. Empresarios, productores y profesionales del sector se esfuerzan en desmitificar. “Podemos ser productores de ambos”, es la premisa.
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