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13.2.08

Un panorama poco alentador





La producción de leche podría seguir cayendo si no aparecen incentivos suficientes en el corto plazo.
El año pasado fue malo para la lechería por problemas de inundaciones y posterior sequía, a los que se agregó un importante aumento de costos de producción en un marco de precios intervenidos de la leche.
Según Miguel Buero, asesor del CREA Trenque Lauquen II, en el último año (enero 2007 versus enero 2008) los insumos dolarizados experimentaron un incremento sustancial. Por ejemplo: la urea pasó de 330 a 520 u$s/tonelada (+57%), al tiempo que el fosfato diamónico aumentó de 440 a 800 u$s/tonelada (+81%). El valor del glifosato subió casi un 100% en ese período. Los precios de los pellets de soja y girasol crecieron más de un 70% (y siguen subiendo), mientras que el maíz registró un alza superior al 30%.
La siembra de una hectárea de centeno en 2008 costará un 42% más en pesos corrientes (368 $/ha versus 523 $/ha) y un 6% más en litros de leche con relación a 2007. Algo similar ocurrirá con las pasturas: este año habrá que presupuestar más de u$s 250 por hectárea de pastura –con un nivel de fertilización medio–, lo que representa un aumento del 6% en litros de leche con respecto al período 2007.
Grafico 1. Evolución del costo de implantación de una hectárea de centeno (en pesos corrientes por hectárea). Región Oeste Arenoso.
Costos en aumento
(hacer click sobre el gráfico para agrandarlo)
El progresivo aumento del valor de los granos –incluso con derechos de exportación crecientes– seguramente seguirá impulsando los valores de los arrendamientos agrícolas en 2008. Con tal panorama no serán pocos los empresarios lecheros que comenzarán a evaluar alternativas.
En el último ciclo 2007/08, implantar y controlar una hectárea de girasol en el oeste de Bueno Aires representó un costo directo aproximado de 150 u$s/ha. En cambio, explotar una hectárea de tambo en la zona tuvo un costo directo de 1120 u$s/ha (datos del ejercicio 2006/07). Y a eso habría que sumarle el capital hacienda y las instalaciones y mejoras necesarias. Es decir: la lechería representa un esfuerzo económico 7,5 veces superior al de la agricultura (sin considerar el capital hacienda y el mayor sacrificio humano, dado que las vacas no tienen fines de semana ni se toman vacaciones)..
Pero el litro de leche que recibe el tambero apenas creció un 30% en el último año (en el primer bimestre de 2008 se ubicó en torno a 0,80 $/litro en promedio).
“En 2007 la falta de incentivos económicos, sumada a inconvenientes climáticos, generó un importante descenso de la producción nacional de leche. Tal situación podría repetirse en el presente año. Pero no se observa una preocupación genuina por este problema en el ámbito político –tanto nacional como regional– ni en el de las empresas lácteas más importantes”, señala Buero.
Cerrar un tambo “no es barato”. Ya sea por los empleos perdidos, por la vocación del empresario o por las vacas, retirarse de la actividad encierra un alto costo. “Pareciera que algunos están tirando mucho de la soga. El problema es que la soga ya comenzó a cortarse, grafica Buero. Por esto, no son pocos los tamberos que se están preguntando: ¿salir o quedarse? ¿Se puede sostener esta situación o pronto la leche va a faltar y va a valer lo que debe valer?

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