Los refugios necesarios para la protección de las cabras en la época
invernal están avanzando. Ya se han construido 42 sobre un total de 70 que
están programados a través de un proyecto que implicó un desembolso de Aportes
No Reintegrables (ANR) correspondiente al Régimen para la Recuperación, Fomento
y Desarrollo de la Actividad Caprina.
Los trabajos los realizan los productores de la agricultura familiar de
la zona comprendida entre Concarán - Santa Rosa del Conlara - Bajo de Véliz. Están
acompañados por técnicos de la Subsecretaría de Agricultura Familiar de la
Nación que recorren diferentes establecimientos para asesorar y observar cómo
se están realizando las obras.
Uno de los técnicos de terreno de la Subsecretaría, Leonardo Janjetic,
comentó que hubo distintas estrategias para la construcción: algunas familias
sólo usaron la mano de obra familiar, otras contrataron a su vecino con más
experiencia en albañilería.
En varios casos compartieron el trabajo entre dos o tres familias. En el
paraje Cabeza de Novillo se organizó una jornada comunitaria con un albañil que
se desempeñó como capacitador y en un día se construyó el corral de la familia
Sosa, acción que fue realizada entre 5 familias vecinas.
La Subsecretaría de Agricultura Familiar de la Nación en San Luis, cuya
coordinación está a cargo de Marcos Gatica, acompaña las iniciativas de los
productores en toda la geografía provincial.
Los productores que ya están usando los corrales expresan que entre los beneficios que trajeron los refugios es
que se trabaja mucho más cómodo en los momentos de mal tiempo, ya sea llovizna,
heladas o viento.
Los animales están más protegidos. En los días de lluvia o viento que
hubo hasta ahora, los productores explican que el corral techado "ayuda a
que vuelvan las cabras y no se queden en el campo porque buscan el reparo”.
Se garantiza un espacio seco para que las cabras no tengan que dormir
sobre guano mojado y proporciona mayores condiciones de sanidad y protección
para los chivos.
Algunos de los motivos manifestados por los productores que aún no
construyeron los refugios, es que están esperando que termine la época de
parición y así liberar los corrales de los chivitos chicos.
Otro, es que se demoraron esperando la limpieza del guano del corral
para poder hacer un mejor trabajo. Algunos dependen de mano de obra extra de
familiares que viven en el pueblo para poder realizar el trabajo.
Mediante el aporte económico del proyecto en total fueron entregados
11.500 ladrillos block, 500 chapas, 910 tirantes y 167 bolsas de cemento. El
monto ascendió a un millón 200 mil pesos. Este monto incluye boyeros,
silo, alimentación (equipamiento y
pasturas) y reproductores. Lo que se destinó a corrales fue aproximadamente el
50%.
Para poder conocer las necesidades de los campesinos de la zona
comprendida entre Concarán, Bajo de Véliz y Santa Rosa se tuvo que hacer un
trabajo fino para determinar cuáles eran las carencias comunes que atravesaban
a la mayor parte de los productores.
Esa tarea estuvo a cargo de técnicos de la Secretaría de Agricultura
Familiar, Coordinación y Desarrollo Territorial de la Nación, que en forma
conjunta con otros pares de INTA y Senasa, coordinaron las acciones de campo
para planificar y redactar el proyecto.
No obstante, antes de sentarse a redactarlo fueron necesarias muchas
horas de reuniones y articular actividades con el conjunto de los productores
hasta que se le pudo dar forma.
San Luis, 25 de Septiembre de 2017.-
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