El período de seca no debe ser considerado como uno solo, los requerimientos de la vaca varían en función de la proximidad al parto. Las vacas secas si bien no están en ordeño se encuentran produciendo un nuevo ternero y una nueva lactancia, por lo tanto, es un error considerarlas improductivas.
Actualmente se sabe que cuando se incrementan las concentraciones energéticas y proteicas de la dieta un mes antes del parto, a niveles de 2,4 megacalorías de energía metabolizable por kilo de materia grasa y 15 o 15,5 por ciento de proteínas, se podría mejorar significativamente el balance energético y disminuir los lípidos hepáticos en vacas de alta producción. La condición corporal durante el período seco tiene una relación directa con el balance energético
de las dietas. El mayor riesgo de utilizar raciones energéticamente más concentradas se producirá en vacas que transitan este período con un estado mayor de gordura debido a que serán propensas a padecer cetosis o hígado graso en el posparto.
“Desde el punto de vista nutricional, el período de seca no debe ser considerado como uno solo sino que los requerimientos de la vaca varían en función de la proximidad al parto" señala en un trabajo del INTA Rafaela. El período más exigente desde el punto de vista nutricional se encuentra comprendido, aproximadamente, en los 20 días antes del parto, durante esta etapa, la vaca está severamente limitada en su capacidad de consumo voluntario y los requerimientos del feto y las conceptas son elevados, todo ello agravado por las condiciones de estrés por calor.
Se requieren, por lo tanto, alimentos de mayor densidad energética, con más altos niveles de proteínas pero con menos fibra. Debe considerarse que en pocas semanas el animal entrará en el proceso de lactancia, recibiendo una dieta que incluye, generalmente, mayores cantidades de granos de cereales o balanceados comerciales, para lo cual es necesario “preparar” con anticipación la microflora ruminal a los fines de asegurar una óptima fermentación al inicio de la lactancia. Cerca del parto, el consumo voluntario puede ser entre 10 y 25 % más bajo que en los inicios del período seco. Bajo condiciones de severo estrés por calor la disminución puede alcanzar el 50 %. La baja capacidad de consumo, la alta demanda de nutrientes para la síntesis de leche y la puesta en marcha de los mecanismos fisiológicos para mantener normal la temperatura corporal, generan un balance energético negativo, cuya intensidad y duración tienen una relación muy estrecha con los disturbios metabólicos y reproductivos ya mencionados.
Posparto
El manejo especial de las vacas de reciente parición y hasta al menos tres semanas luego del parto, tiene relación con los cambios metabólicos antes mencionados. No sólo su ritmo hormonal es diferente sino que también se hace necesaria la rápida involución uterina para iniciar una nueva dinámica ovárica folicular. Además, los requerimientos aumentan significativamente mientras que la capacidad de consumo permanece baja con un rumen que debe adaptarse a nuevos sustratos. Por otra parte, esta vaca debe enfrentar “cambios sociales” importantes ya que pasará a formar parte de un rodeo formado por individuos mejor adaptados.
El contenido de proteínas de la vaca recién parida debe ser de aproximadamente 18 a 19 % de la materia seca para estimular el consumo voluntario. Es conocido el hecho que un déficit proteico severo deprime el consumo y por lo tanto la ingesta de energía. Sin embargo, el balance proteico debe equilibrarse con fuentes energéticas acordes y una proporción de proteínas “pasantes” de alto valor biológico, ya que un alto contenido de proteínas solubles o muy degradables puede afectar la fertilidad, originando problemas reproductivos. Los ingredientes ricos en almidón y azúcares solubles no deberían incorporarse “de golpe”, sino graduando la práctica desde preparto. Esto ayudará a la adaptación del rumen, evitará la acidosis ruminal y posteriores problemas de “patas”. La suplementación con grasas o aceites “protegidos” será muy útil para aumentar la densidad energética, sin embargo las concentraciones de grasa en la ración deben ser cuidadosamente chequeadas para no deprimir aún más el consumo voluntario.
FUENTE: INTA
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