El retraso de la siembra atenta contra su rendimiento potencial
El
clima está jugando una mala pasada a la agricultura argentina. En un
mismo año se sucedieron una grave sequía e importantes inundaciones, que
castigaron a amplias zonas del país. Los pluviómetros muestran
registros que, en algunos casos, son récords históricos de lluvias.
Los
días pasan y los tiempos de la biología y de la agronomía son
implacables. El girasol que no se implantó en fecha en las zonas
productoras, ya no va a ser sembrado este año en muchos lotes que
estaban destinados a ese cultivo.
Esta
situación genera preocupación entre los productores, pero, sobre todo,
abre muchos interrogantes sobre su impacto sobre la producción final del
país.
Combinación peligrosa
En 2012, varios fenómenos afectan simultáneamente a la producción agrícola:
- Alta volatilidad climática.
- Las
recurrentes lluvias obligan a permanentes cambios en los planes de
siembra de granos gruesos, que continuarán modificándose hasta mediados
de diciembre, para concretarse de la manera en que se pueda, más allá de
lo planificado inicialmente.
Estos
cambios violentos en las empresas generarán secuelas negativas, entre
las que sobresale el atraso en la siembra de maíz, cuya implantación
podría llegar a desplazarse hacia fechas tardías, lo que generaría
riesgos en el momento de cosecha, ya que esta se produciría bien entrado
el otoño con mayores probabilidades de precipitaciones y menor
radiación, que afectarían el proceso de recolección.
En
muchos casos, estos fenómenos provocan una convergencia hacia una única
alternativa agronómica posible –la soja-, que, además, presenta la gran
ventaja de exigir menor capital para su implantación respecto del maíz.
Los productores tienen la esperanza de poder sembrar la oleaginosa en
los lotes hoy encharcados en siembras más tardías. No obstante, las
siembras tardías traen aparejados riesgos y menores potenciales de
rendimiento.
Es decir, la presión que ejerce el ambiente sobre esa tabla de salvación que
sería la soja no tiene una salida fluida, por lo menos en amplias zonas
del oeste, centro y norte de Buenos Aires y sur y centro de Córdoba,
entre otras.
La soja entra en pérdida
¿Qué
pasa cuando se atrasa la fecha de siembra de soja respecto de la ideal,
que incluye los meses de octubre y noviembre, según región y
variedad? Se reducen los rindes potenciales, primero de manera moderada y
luego en forma acentuada.
Determinaciones
realizadas en los CREA demuestran que, como tendencia general, se
observan caídas poco significativas de rendimiento desde el 1º de
octubre hasta el 25. Desde esa fecha en adelante se detectan
persistentes pérdidas de rinde promedio y máximo.
También
se observó que los efectos negativos de los retrasos en la fecha de
siembra son mayores a medida que mejora el ambiente en el que se
desarrolla el cultivo. Así, en las siembras tardías se estimaron
pérdidas de 28 kilos de soja por día de atraso en cultivos implantados
en ambientes óptimos; de 23 kilos por día para ambientes medios y de 16
kilos por día para ambientes con limitaciones importantes.
Hacia adelante
Hay
mucho en juego en los millones de hectáreas afectadas por las actuales
inundaciones y encharcamientos, que indefectiblemente reducen el área
posible de sembrar y los rendimientos potenciales. Todavía es prematuro
hacer proyecciones del impacto real de estos fenómenos en el nivel de
producción nacional, ya que la magnitud del daño va a poder medirse
recién cuando aminoren las precipitaciones y se aclare el panorama
climático.
Los
productores disponen de maquinaria adecuada para distribuir la siembra
en una ventana de casi tres meses todavía. Pero las circunstancias
actuales y la presión que implica tener que implantar los cultivos
contrarreloj, determinan que sea prácticamente imposible poder llegar a
sembrar todo en fecha óptima, como se pudo hacer en la campaña 2009/10,
otro ciclo con un fenómeno El Niño, que permitió lograr rindes promedio
nacionales de 29,4 quintales de soja por hectárea.
El
final está abierto, pero ya entramos en tiempo de descuento.
Lamentablemente debemos aceptar recortes en el área de siembra que
impactarán en la cosecha global y admitir también la probabilidad de
menor potencial de rendimiento de soja según lo demuestran las
mediciones técnicas presentadas.
Comunicado de prensa Nº 28
2 de noviembre de 2012
Contacto de prensa
Carlos Marín Moreno
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